Los Agnus eran láminas de cera elaboradas con la cera sobrante del Cirio Pascual de la liturgia papal. Al proceder de Roma y ser bendecidos por el Santo Padre son considerados como reliquias capaces de conjurar los peligros de la Naturaleza como las tormentas, inundaciones, sequías, enfermedades, … así como las tentaciones del mundo. La lámina de cera era trabajada por talleres romanos que representaban siempre por una cara el cordero pascual con el estandarte de la Resurrección y sentado sobre el Libro de los Siete Sellos acompañado por el escudo del pontífice.