La obra de los Sagrados Corazones forma parte de las donaciones realizadas al Real Monasterio de la visitación de Santa María de su fundadora la Infanta Doña María Francisca de Asís de Braganza y Borbón. Su ubicación original fue el altar lateral de la epístola, en el crucero de la Iglesia del Real Monasterio de la Visitación.
El tema representado es original de Vicente López. Se conocen diversas interpretaciones de la misma temática de la mano del propio artista, siendo este cuadro el más completo desde el punto de vista iconográfico. i
Se diferencian dos espacios, donde confluyen dos ámbitos: la parte superior como reflejo de lo divino, y la parte inferior como una representación de lo terrenal. El mundo celestial se caracteriza por la composición circular a base de querubines y angelitos. A la izquierda, se encuentran portando los símbolos de la Pasión y Muerte de Cristo: la cruz, la lanza, los clavos, las espinas, el cáliz con la Sagrada Eucaristía, vides y el pelícano alimentando a sus crías. A su derecha, portan atributos marianos: la estrella, la flores, la faz de Cristo y la luna.
El conjunto de querubines y ángeles enmarca la segunda aureola, en la que se entrelazan la corona de espinas de Cristo y la corona de flores de la Virgen.
Inevitablemente, el foco de atención se centra en los Sagrados Corazones, dotados de la correspondiente iconografía de Jesús y María. A la derecha, el corazón presenta los atributos marianos: las flores y la corona. A la izquierda, el corazón muestra la corona de espinas y la cruz, todo envuelto por una luz dorada.
En cuanto a la parte inferior referida al mundo terrenal, los tres ángeles sostienen las vísceras divinas y los siete corazones llameantes. Entre ellos, aparece una ciudad amurallada , atravesada por un lago, pudiéndose interpretar como la unión entre el cielo y el Purgatorio. Como último elemento destacable, la serpiente con la manzana en referencia al pecado.