DEVOTIO IMAGINUM: el arte de la Contrarreforma

La Contrarreforma supuso un cambio trascendental en la representación del arte sacro

El 4 de diciembre de 1563 tuvo lugar la sesión número XXV del Concilio de Trento en la que se promulgó el “Decreto de las imágenes sobre la invocación, veneración y reliquias de los santos y de las sagradas imágenes”. El propósito era regular y controlar la producción artística. Además, se buscaba transmitir un mensaje evangelizador que instruyese y fortaleciese la fe católica, y frenase el avance del protestantismo y la oleada iconoclasta de destrucción de imágenes.
Se buscaba la veneración de Dios y la instrucción del pueblo en las verdades de la fe católica. Cualquier imagen que no se ajustase a lo acordado debía de ser prohibida y eliminada. Por ello, los artistas del siglo XVII debían conocer las enseñanzas y los preceptos de la religión, surgiendo así una serie de tratados pictóricos en los que se redactaban las representaciones iconográficas correctas.
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El arte se convirtió en el discurso de evangelización y de incitación a la devoción del culto a las imágenes

La necesidad de una nueva ornamentación de los templos se vio respaldada con el surgimiento de un nuevo estilo que marcará el siglo XVII, el Barroco. La teatralidad y dramatismo que desprendían las obras, el contraste de luces y sombras, la exageración de las formas… son características que convirtieron al Barroco en un instrumento idóneo para representar la iconografía de la Contrarreforma.

Congregación general de Trento
en la basílica de Santa María la Mayor
Elia Naurizio
[1633]

Se representaban escenas bíblicas con las que transmitían los valores dogmáticos de la fe. De esta manera, el arte de la contrarreforma tenía una función catequética mediante la cual se transmitían emociones que generaban unos resortes afectivos en el espectador que lo conmovían e instruían en la fe.

 

Los obispos desempeñaron un papel trascendental para la propagación de las ideas tridentidas

CONCILIO DE TRENTO, sesión XXV,
La invocación, veneración y reliquias de los santos
y de las sagradas imágenes (1563).
La creación del Obispado de Orihuela en 1564 permitió la implantación de las directrices de la Contrarreforma. El primer obispo, don Gregorio Gallo de Andrade -asistente al Concilio de Trento-, convocó el primer sínodo diocesano en el año 1569. La ciudad comenzó a experimentar un cambio artístico para la adecuación de los templos acorde con la doctrina contrarreformista, así como la implantación de nueva liturgia que precisaba del culto a las imágenes como instrumento de evangelización.
En el segundo sínodo diocesano, convocado en 1600 por don José Esteve, se asentaron las bases contrarreformistas. En uno de los capítulos se tuvo en cuenta la correcta ornamentación de las imágenes en base a las normas establecidos en el Concilio de Trento para su veneración. El tercer y último sínodo convocado en 1663 por don Acacio March de Velasco también tuvo en cuenta la importancia de la ornamentación de los templos cristianos.
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Créditos

Comisaria:

  • Andrea García Fructuoso. Máster en Arte, Museos y Gestión del Patrimonio Histórico. Universidad Pablo de Olavide, Sevilla.
 

Equipo Científico:

  • Mariano Cecilia Espinosa. Universidad de Murcia. 
  • Gemma Ruiz Ángel. Universidad de Murcia. 
  • José Antonio Martínez García. Director del Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela. 
  • Paula Martínez Gálvez. Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad de Murcia, EIDUM.
  • Francisco Ollero Lobato. Universidad Pablo de Olavide, Sevilla.